
No había otro mensaje mas importante para Spurgeon que predicar 'a Cristo crucificado'.
Spurgeon sabía que no había un consuelo mayor para los pecadores que anunciarles que Cristo había sido el sustituto sufriente en la cruz, y que por ende, todo aquel que se refugiara bajo la sombra de Cristo, por peor pecador fuese, no correría riesgo de condenación alguna. Este fue su mensaje desde sus comienzos, y como fiel soldado lo dió a conocer con toda la pasión que sus humanas fuerzas podían hacerlo, hasta que le dijo a adiós a esta tierra. En una ocasión fue a revisar la acústica del santuario que estaba en construcción. Al entrar, se detuvo, y dijo varias veces con fuerte voz: 'He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo... HE AQUí EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO...'Uno de los trabajadores lo escuchó y fue fuertemente conmovido. A los pocos días aquel trabajador fue donde Spurgeon para decirle que quería entregar su vida a Cristo. Otra almas mas, por medio del sencillo evangelio de Cristo, había sido alcanzada para el reino de los cielos. Spurgeon dijo en una ocasión: 'Tanto el conocimiento que salva como la fe que salva cuelgan de la cruz...'
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