lunes, 9 de febrero de 2009

La entrañable misericordia de Dios




Una prueba de la grandiosa ternura de Dios es que se haya dignado pensar en Su criatura pecadora, el hombre. Cuando el ser creado se estableció deliberadamente en oposición a su Creador, ese Creador pudo haberlo destruido, o haberlo abandonado a su propia suerte para que se fraguara su destrucción. Fue la ternura divina la que se fijó en una criatura tan insignificante, comprometida insolentemente en una grave rebelión. Fue también la infinita ternura la que había considerado tan cuidadosamente al hombre, mucho tiempo antes de todo eso, que elaboró un plan para que el hombre caído pudiera ser restaurado.

Ha sido una maravilla de la misericordia que la sabiduría infalible se uniera con el poder todopoderoso para preparar un método mediante el cual el hombre rebelde pudiera ser reconciliado con su Hacedor. Fue el máximo grado posible de ternura que Dios entregara a Su propio Hijo, a Su Unigénito, para que derramara Su sangre y muriera para completar la grandiosa obra de nuestra redención. Ha sido también ternura indescriptible que Dios, además del don de Su Hijo, se compadeciera de tal manera de nuestra debilidad y de nuestra impiedad, que nos envió al Espíritu Santo para conducirnos a aceptar ese "don inefable." Es la ternura divina la que soporta nuestra obstinación cuando rechazamos a Cristo, la divina ternura la que insiste repetidamente mediante reconvenciones e invitaciones encaminadas todas ellas a inducirnos a que tengamos misericordia de nosotros mismos, y aceptemos esa bendición inmensurable que la entrañable misericordia de Dios nos presenta gratuitamente.

Extracto del sermón #3029. El púlpito del Tabernáculo Metropolitano. C. H. Spurgeon.

jueves, 5 de febrero de 2009

El evangelio




'Cuando creamos que el evangelio es poderoso, entonces comprobaremos que es poderoso.'

Spurgeon no predicaba un nuevo evangelio -como si existiera alguno - y mucho menos se unió a la nueva corriente teológica de su tiempo. Spurgeon siempre predicó el evangelio de los apóstoles, aquel que Cristo les había confiado. Varios de los títulos de sus sermones evidencian la convicción de Spurgeon: 'El venagelio que no muere para un siglo que muere' y 'El viejo evangelio para un año nuevo' también... 'La misma vieja historia de siempre' Era una forma de demostrarles a sus detractores que el avengelio, tal cual Cristo lo había instituído, era tan eficaz y poderoso hoy como lo fue en un principio. Como hoy se piensa, también se pensaba en los tiempos de Spurgeon, que el evangelio había pasado de moda y que ya era un tema obsoleto al cual ya nadie prestaba atención. Pero los resultados eran diferentes... De los labios de Spurgeon solo salía el tema del evangelio de Cristo y miles de almas sedientas de la verdad abarrotaban los salones y estadios en donde Spurgeon se presentaba. Cientos quedaban fuera, se tenían que realizar nuevas reuniones. Al final, la gente salía de las reuniones con una fe en Cristo renovada.
En el final de uno de sus sermones Spurgeon se inclinó sobre el púlpito, todo quedó en suspenso, conmovido y con dificultad dijo: 'Perezca mi nombre... Solo Jesús es Señor!.. Solo Jesús es Señor!..'No nos cansemos de predicar el evangelio puro de Cristo, no osemos alterarlo o sustraerle, llevemos el evangelio a los pecadores tal cual es. En el evangelio de Cristo hay poder.

martes, 3 de febrero de 2009

La enfermedad no lo detuvo

Cualquiera que lo veía predicar jamás llegaría a pensar que gran parte de su ministerio Spurgeon lo llevó a cabo padeciendo una terrible enfermedad: la gota.
La gota es una enfermedad sanguinea, cauza hinchazón en las extremidades del cuerpo. Spurgeon, quien la vivía en carne propia, la describía como una molesta y dolorosa sensación de tener 'alfileres' bajo la piel. Los diáconos de la iglesia comprendían este situación y en varias ocasiones le pidieron que descansara por algunos días de sus labores. Habían domingos en la mañana en los que Spurgeon subía a la alta plataforma, con ese dolor molesto que se intensificaba con cada movimiento y paso, para predicar una vez mas la palabra del Dios Altísimo. En ocasiones la enfermedad no le permitía nisiquiera salir de la cama. En esas ocasiones, Spurgeon en lágrimas, continuaba escribiendo los artículos de la revista 'The Sword and the Trowel', los sermones y las cartas a contestar. Nunca le importó mas su condición enfermiza... Alcanzar las vidas humanas por el avengelio de Cristo fue su meta, su prioridad y objetivo. La enfermedad no fue excusa ni obstáculo... Spurgeon creyó al texto: 'Todo lo puedo en Cristo que me da las fuerzas'(Fil 4. 13)

lunes, 2 de febrero de 2009

El mensaje principal de Spurgeon


No había otro mensaje mas importante para Spurgeon que predicar 'a Cristo crucificado'.
Spurgeon sabía que no había un consuelo mayor para los pecadores que anunciarles que Cristo había sido el sustituto sufriente en la cruz, y que por ende, todo aquel que se refugiara bajo la sombra de Cristo, por peor pecador fuese, no correría riesgo de condenación alguna. Este fue su mensaje desde sus comienzos, y como fiel soldado lo dió a conocer con toda la pasión que sus humanas fuerzas podían hacerlo, hasta que le dijo a adiós a esta tierra. En una ocasión fue a revisar la acústica del santuario que estaba en construcción. Al entrar, se detuvo, y dijo varias veces con fuerte voz: 'He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo... HE AQUí EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO...'Uno de los trabajadores lo escuchó y fue fuertemente conmovido. A los pocos días aquel trabajador fue donde Spurgeon para decirle que quería entregar su vida a Cristo. Otra almas mas, por medio del sencillo evangelio de Cristo, había sido alcanzada para el reino de los cielos. Spurgeon dijo en una ocasión: 'Tanto el conocimiento que salva como la fe que salva cuelgan de la cruz...'

jueves, 29 de enero de 2009

Piénsalo...




'Tomalo como una regla general: los cielos nublados pronostican una lluvia de misericordia. Cuando experimentes una terrible aflicción, espera un dulce favor.'
- C. H. Spurgeon

De la boca de Spurgeon


Si confias tu alma al Señor Jesús que murió por los impíos, eres salvo, aunque todavía no puedas creer todas las cosas, ni mover montañas ni hacer obras maravillosas. No es la gran fe la que salva sino la verdadera fe, y la salvación no está en la fe, sino en Cristo, en quien la fe confía. Una fe tan pequeña como un grano de mostaza basta para darnos la salvación. No es la medida de fe, sino la sinceridad de la fe, la cuestión a considerar. Ciertamente uno puede creer lo que sabe que es la verdad; y como sabes que Jesús es veraz, tu, amigo, puedes creer en El.

- Extracto del libro: Totalmente por gracia. C. H. Spurgeon

martes, 27 de enero de 2009

D. L. Moody habla sobre Spurgeon

'Oh Spurgeon, tu no perecerás, vivirás por siempre en el corazón del pueblo de Dios.'
- D. L. Moody




D.L. Moody tambié fue otro gran siervo de Dios estadounidense. Fue un poderoso predicador del evangelio de Cristo. En una ocasión fue de visita a Londres, Inglaterra y tuvo la oportunidad de escuchar predicar al admirable Spurgeon. Ya para aquel entonces Spurgeon era muy famoso entre la comunidad Cristiana. Cuando Moody regresó a América le preguntaron si había escuchado predicar a Spurgeon, a lo que contestó: 'Le he oído predicar, pero mejor aún le que oído orar...'